Tras la visita a Jökulsárlon dudábamos si continuar el viaje hacia el este o emprender el regreso a Reikjavik, finalmente decidimos llegar hasta la ciudad de Höfn, en parte porque no queríamos sentir que el viaje se acababa y en parte por visitar las piscinas geotermales del cercano Hoffell. Y os puedo asegurar que mereció la pena, pasamos un par de horas saltando de piscina en piscina, a cual más caliente llegando hasta los 40º, un placer que se multiplica teniendo a la vista el imponente glaciar Hoffellsjökull y las montañas que lo rodean. Estas piscinas de agua caliente se encuentran totalmente al aire libre y el acceso es sencillo, tras pedir permiso en la Guesthouse del pueblo basta con dejar el equivalente a 3€ en el buzón que se encuentra en la entrada del recinto.
Fotografía de Victor Pizarro |
Tras el encuentro con los esquivos renos estos tranquilos caballos posaron para nosotros.
Höfn es uno de los puertos más importantes del sur de Islandia y la ciudad más poblada (1600 hab.) que visitamos desde que salimos de Reikjavik, sin embargo, no se si por la relajación tras los baños termales o por el cansancio acumulado, no consiguió llamar nuestra atención y nos limitamos a comer tranquilamente con vistas a la bahía y emprender el camino de vuelta.
Con la idea de hacer la vuelta más amena nos habíamos dejado algunos lugares por visitar y el primero de ellos era la laguna Fjallsárlón, situada a los pies del glaciar Svinafellsjökull nos vuelve a mostrar la dureza extrema de Islandia.
Siguiendo nuestro camino hacia el oeste nos topamos con la pequeña aldea de Núpsstaður, esta granja aparentemente abandonada cuenta con una de las pocas iglesias con el techo de turba que se mantienen en el país, junto a ella se conservan algunas dependencias que nos dan la idea de como vivían allá por el siglo XVII.
Y como no podía ser de otra manera, en este casi repaso de los iconos islandeses, llegamos a la impresionante cascada de Skógafoss. Una caída de agua de 60m sobre lo que no hace mucho eran acantilados sobre el mar y que no escapa a las leyendas, según cuentan el primer vikingo que llegó hasta aquí escondió un tesoro en una caverna tras la cascada, supongo que tendrá relación con la que cuenta que hay un tesoro al final del arcoiris ya que es fácil verlo cuando el sol brilla debido al agua pulverizada.
Para terminar el día y antes de buscar sitio para dormir en Selfoss nos acercamos al cráter Kerið donde curiosamente la cantante Björk dío un concierto hace algún tiempo (y parece que no ha sido la única).
Con la idea de hacer la vuelta más amena nos habíamos dejado algunos lugares por visitar y el primero de ellos era la laguna Fjallsárlón, situada a los pies del glaciar Svinafellsjökull nos vuelve a mostrar la dureza extrema de Islandia.
Siguiendo nuestro camino hacia el oeste nos topamos con la pequeña aldea de Núpsstaður, esta granja aparentemente abandonada cuenta con una de las pocas iglesias con el techo de turba que se mantienen en el país, junto a ella se conservan algunas dependencias que nos dan la idea de como vivían allá por el siglo XVII.
Y como no podía ser de otra manera, en este casi repaso de los iconos islandeses, llegamos a la impresionante cascada de Skógafoss. Una caída de agua de 60m sobre lo que no hace mucho eran acantilados sobre el mar y que no escapa a las leyendas, según cuentan el primer vikingo que llegó hasta aquí escondió un tesoro en una caverna tras la cascada, supongo que tendrá relación con la que cuenta que hay un tesoro al final del arcoiris ya que es fácil verlo cuando el sol brilla debido al agua pulverizada.
Para terminar el día y antes de buscar sitio para dormir en Selfoss nos acercamos al cráter Kerið donde curiosamente la cantante Björk dío un concierto hace algún tiempo (y parece que no ha sido la única).
1 comentario:
Alucino con las casas de madera...con la cascada..y con Björk claro!! XD
Publicar un comentario