Islandia nos recibe con una suave lluvia pero sorprendentemente la temperatura es suave para las fechas en las que estamos (unos 10ºC). Quien me lo iba a decir cuando hace un mes le mandé un escueto mensaje a Víctor diciéndole que tenía una semana disponible para hacer un viaje y el me contestó con un "Vámonos a Islandia" que fue música para mi oídos. Preparar un viaje, con el que llevas soñando tanto tiempo, con tan poco margen tiene sus riesgos y teníamos claro que en una semana no podríamos verlo todo así que decidimos centrarnos en el sur de la isla. Y casi sin darnos cuenta estábamos allí, tomando el Flybus que nos lleva desde el aeropuerto al centro de Reikjavik, aprovechando la WiFi con la que cuentan estos autobuses para poner al corriente a nuestras familias y dar un poco de envidia por Twitter e Instagram (#IslandiaFotoTrip).
Pasamos la primera noche en Hlemmur Square una mezcla de hotel/albergue recién inaugurado en el que tuvimos la primera grata sorpresa, en la recepción está Josue, un vigués que tras ofrecernos una cerveza y hacer el check-in nos recomendó algunos sitios y se puso en contacto con la empresa de alquiler de furgonetas para comprobar que todo estaba en orden.
Tras instalarnos en la habitación y organizar un poco las cosas salimos a cenar y dar la primera vuelta por la ciudad.
Reikjavik
La primera impresión que me deja la capital de Islandia es la de una ciudad a la que le falta algo, no se si son sus grandes espacios, sus casas bajas o que el Runtur del viernes noche deja la ciudad desierta hasta bien entrado el día, de esta manera, prácticamente solos llegamos a Sólfar (Sólfarið), el viajero del sol, creada por Jón Gunnar Árnason para celebrar el 200 aniversario de la ciudad en 1990.
Esta escultura aparentemente representa a un barco vikingo pero según su autor es una oda al sol y simboliza la luz y la esperanza, está situada en un lugar privilegiado al borde del mar y con unas inmejorables vistas de los fiordos Kollafjordur y Hvalfjordur.
Continuamos caminando por el borde del mar, acompañados por algunos corredores que aprovechan la fresca mañana para hacer ejercicio y llegamos al Harpa, el auditorio y centro de conferencias que surgió como iniciativa privada y tras la llegada de la crisis sufrió diversos parones hasta que el gobierno islandés lo hizo propio y pudo inaugurarse en el 2011, curiosamente con dos conciertos simultáneos de Björk y La Flauta Mágica de Mozart.
El edificio llama la atención por sus volúmenes y por la fachada recubierta de cristales hexagonales que colocados en diferentes planos ofrecen unos reflejos muy curiosos, pero la verdadera joya del Harpa está en su interior, posee cuatro salas principales dedicadas a los elementos representados por los volcanes (fuego), las auroras boreales (aire), cristales de calcita (tierra) y en las frías lagunas glaciares (agua). Además los servicios como cafetería, tienda y distribuidores se encuentras en zonas diáfanas con diferentes niveles que le da una agradable sensación de amplitud.
Seguimos nuestro recorrido por Reikjavik, esta vez adentrándonos en sus ordenadas calles del centro de entre las que destaca Laugavegur, arteria comercial de la ciudad y también eje del ocio nocturno. Es el momento de hacer un alto en el camino y reponer fuerzas y para ello ningún lugar mejor que Laundromat, una suerte de café/restaurante/lavandería/hemeroteca/ludoteca.
Nada más salir nos encontramos con uno de los lugares más curiosos de la capital, Hjartagarðurinn ("The Heart Garden"), un solar donde estaba previsto realizar un centro comercial y que fue abandonado a consecuencia de la crisis financiera, poco a poco los vecinos fueron involucrándose en la recuperación de la zona, derribaron las paredes, allanaron el terreno, organizaron equipos de limpieza, hasta convertir un solar abandonado en una plaza ajardinada para disfrute de todos. (Aunque, lógicamente, un sábado por la mañana muy limpio no iba a estar).
A medida que nos alejamos del centro más comercial los espacios se agrandan y las casas nos parecen más pintorescas, siempre me llama la atención de los países del norte la ausencia de persianas y como decoran las ventanas como si de un escaparate se tratara.
Y casi sin darnos cuenta llegamos a Hallgrímskirkja, la catedral luterana de Reikjavik, inspirada en las columnas basálticas de Svartifoss es el edificio más alto de la ciudad (75m) y al encontrarse en un alto es fácilmente visible desde todos lados. La iglesia debe su nombre a Hallgrímur Pétursson, poeta y religioso islandés famoso fundamentalmente por sus himnos. Enfrente de la iglesia se encuentra una escultura que representa a Leif Eriksson hijo de Erik el Rojo.
Finalizamos nuestro recorrido en el Lago Tjörnin, situado junto al ayuntamiento es uno de los lugares de recreo favorito de los habitantes de Reikjavik, sobre todo cuando sale el sol.
Continuamos caminando por el borde del mar, acompañados por algunos corredores que aprovechan la fresca mañana para hacer ejercicio y llegamos al Harpa, el auditorio y centro de conferencias que surgió como iniciativa privada y tras la llegada de la crisis sufrió diversos parones hasta que el gobierno islandés lo hizo propio y pudo inaugurarse en el 2011, curiosamente con dos conciertos simultáneos de Björk y La Flauta Mágica de Mozart.
Seguimos nuestro recorrido por Reikjavik, esta vez adentrándonos en sus ordenadas calles del centro de entre las que destaca Laugavegur, arteria comercial de la ciudad y también eje del ocio nocturno. Es el momento de hacer un alto en el camino y reponer fuerzas y para ello ningún lugar mejor que Laundromat, una suerte de café/restaurante/lavandería/hemeroteca/ludoteca.
Nada más salir nos encontramos con uno de los lugares más curiosos de la capital, Hjartagarðurinn ("The Heart Garden"), un solar donde estaba previsto realizar un centro comercial y que fue abandonado a consecuencia de la crisis financiera, poco a poco los vecinos fueron involucrándose en la recuperación de la zona, derribaron las paredes, allanaron el terreno, organizaron equipos de limpieza, hasta convertir un solar abandonado en una plaza ajardinada para disfrute de todos. (Aunque, lógicamente, un sábado por la mañana muy limpio no iba a estar).
A medida que nos alejamos del centro más comercial los espacios se agrandan y las casas nos parecen más pintorescas, siempre me llama la atención de los países del norte la ausencia de persianas y como decoran las ventanas como si de un escaparate se tratara.
Y casi sin darnos cuenta llegamos a Hallgrímskirkja, la catedral luterana de Reikjavik, inspirada en las columnas basálticas de Svartifoss es el edificio más alto de la ciudad (75m) y al encontrarse en un alto es fácilmente visible desde todos lados. La iglesia debe su nombre a Hallgrímur Pétursson, poeta y religioso islandés famoso fundamentalmente por sus himnos. Enfrente de la iglesia se encuentra una escultura que representa a Leif Eriksson hijo de Erik el Rojo.
Finalizamos nuestro recorrido en el Lago Tjörnin, situado junto al ayuntamiento es uno de los lugares de recreo favorito de los habitantes de Reikjavik, sobre todo cuando sale el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario