Después de pasar tanto tiempo fuera de la "civilización", Selfoss nos pareció una gran ciudad, pasamos la tarde visitando la librería Bókakaffið, aprovechando su wifi para ponernos al día y contactar con la familia y terminamos, con un par de Viking de más, en el KaffiKrús, lo que nos obligó a pasar la noche en un aparcamiento cercano, eso si, con unas bonitas vistas al río Ölfusá.
Antes de emprender el camino hacia la península de Reykjanes pasamos un par de horas en las piscinas Sundholl Selfoss, que cuentan con una piscina cubierta para nadar, a 28ºC, un par al aire libre, entre 22 y 24ºC y cuatro pozas de agua caliente que van desde los 34ºC a los 40ºC.
Una vez en Reykjanes, la primera parada la hacemos en Selvogur y su iglesia Strandarkirkja, una apacible aldea de pescadores junto al mar que sin embargo vive permanentemente amenazada por la actividad sísmica de la zona.
Y es que, como ya nos pasó en Þingvellir, nos encontramos en plena Dorsal Atlántica que separa las placas norteamericana y euroasiática. En nuestro camino encontramos varios lagos de origen volcánico, los denominados maar, que son cráteres producidos por explosiones hidromagmáticas, como el lago Grænavatn o Lago Verde, aludiendo a su color debido a la proliferación de algas.
En medio de la dorsal se abre camino la zona geotermal de Seltún (o Krýsuvík), lodos burbujeantes, fumarolas, aguas termales que fluyen desprendiendo un fuerte olor a azufre, el calor se nota incluso a través de las botas, todo ello forma un paisaje casi de otro planeta.
Junto a Seltún se encuentra el Lago Kleifarvatn, el más grande de la península y el de mayor profundidad, originado por una cuenca endorreica limitada por fallas y con curiosas formaciones en su perímetro.
Para terminar nuestra visita a la península de Reykjanes ponemos rumbo a Hafnarfjörður parando en otro de los curiosos lugares de este día, un secadero de pescado.
Finalmente terminamos nuestro viaje entregando a nuestra querida Happy Camper y trasladándonos al aeropuerto para tomar el avión que nos llevará de vuelta a casa.
En medio de la dorsal se abre camino la zona geotermal de Seltún (o Krýsuvík), lodos burbujeantes, fumarolas, aguas termales que fluyen desprendiendo un fuerte olor a azufre, el calor se nota incluso a través de las botas, todo ello forma un paisaje casi de otro planeta.
Junto a Seltún se encuentra el Lago Kleifarvatn, el más grande de la península y el de mayor profundidad, originado por una cuenca endorreica limitada por fallas y con curiosas formaciones en su perímetro.
Para terminar nuestra visita a la península de Reykjanes ponemos rumbo a Hafnarfjörður parando en otro de los curiosos lugares de este día, un secadero de pescado.
Finalmente terminamos nuestro viaje entregando a nuestra querida Happy Camper y trasladándonos al aeropuerto para tomar el avión que nos llevará de vuelta a casa.
1 comentario:
Una auténtica maravilla!!
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