jueves, 19 de septiembre de 2013

Viaje a Islandia VII. Y al fin Jökulsárlón

Allí estaba, con sus 18 kilómetros cuadrados repletos de icebergs de todos los tamaños desprendidos de la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull. Habíamos llegado al que sin duda es uno de los mayores atractivos de Islandia y que una vez más supera nuestras expectativas. El fuerte viento helado apenas nos permite sujetar la cámara pero sin embargo no podemos parar de ir de un sitio a otro intentando plasmar lo que vemos.



Ajenos a este espectáculo los charranes árticos nos sobrevolaban a velocidad vertiginosa que contrastaba con la tranquilidad de los eider y las curiosas focas que asomaban la cabeza de vez en cuando.



Sin darnos cuenta el día se acaba y nos retiramos a la furgoneta a cenar y pasar la noche, es entonces cuando somos conscientes del frío que hace, aún así no puedo evitar volver para hacer la última foto.


La laguna glaciar está separada del mar por un pequeño río de alrededor de un kilómetro y mientras que la marea está alta los bloques de hielo permanecen en ella, sin embargo al llegar la bajamar la corriente los arrastra terminando algunos de ellos varados en la playa convirtiéndose en otro de los atractivos de este lugar. 




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