Ibamos camino a Jaipur y el bochorno era denso. De repente comenzaron a caer unas diminutas gotas de agua que se transformaron en una tormenta considerable, lo que ocasionó que la carretera se encharcara, haciendo desaparecer el asfalto en pocos minutos. A nuestro lado los pasajeros de un autobus abrían las ventanillas para intentar refrescarse un poco.