La primera sensación que tuvimos de Quito fue la de una ciudad prácticamente desierta, pero claro, llegamos un domingo de noche, al día siguiente todo cambió. La ciudad despertaba un lunes a pleno rendimiento, bastante tráfico y mucha gente por la calle desde bien temprano. El primer día lo dedicamos a aclimatarnos, por la mañana tuvimos una reunión para conocer a los compañeros de la AME, donde vamos a desarrollar los trabajos de voluntariado y despues otra en la AECID. Ya por la tarde pudimos dar una vuelta por el maravilloso centro histórico de la ciudad, declarado como el Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad allá por 1978. El jet lag y el mal de altura hacía mella, pero no lo suficiente como para tomar un par de cervezas en la Plaza Foch, núcleo de la marcha quiteña, antes de volver al hotel.
Iglesia de la Compañía
Cúpulas de la Iglesia de la Compañía desde la Plaza de San Francisco
Catedral Metropolitana de Quito
Plaza de Santo Domingo
Calle Venezuela con la Basílica al fondo
Plaza de la Independecia