A las 2:30 tocaron diana para ir a visitar uno de los templos más emblemáticos de Egipto, por delante teníamos casi tres horas de autobús para llegar, el traslado se realiza en convoy, escoltado por la policía, a través del desierto, por una carretera sin curvas hecha casi exclusivamente para llegar a estos templos. Salimos del barco sin soltar las almohadas y una vez atravesado el control nos dejamos llevar en brazos de Morfeo hasta que una voz dijo, "chicos, está amaneciendo". Fue uno de los amaneceres más impresionantes que he visto, a la izquierda ascendía el sol mientras que por la derecha la luna llena nos mostraba su mejor cara antes de ocultarse. Poco después llegamos a Abu Simbel.
El primero de los templos está dedicado al culto de Ramses II, considerado así como un dios, y de los dioses Amon, Ra y Ptah. Cuatro colosos que representan al faraón presiden la entrada. En el interior ocho estatuas osiríacas flanquean el paso hasta llegar al santuario en cuyo fondo se encuentran las estatuas de cada uno de los dioses, el templo está construido de manera que dos veces al año la luz del sol penetra en él hasta iluminar las estatuas de Ramses II, Amon y Ra, la de Ptah (dios de la oscuridad) queda siempre en penumbra.
La fachada del segundo de los templos está presidida por cuatro estatuas de Ramses II y dos de su favorita, Nefertari.
Su construcción comenzó en 1284 a.c. y duró 20 años, parece increíble que en tan poco tiempo, sabiendo además que tan solo trabajaban durante la época de inundaciones (4 meses al año), pudieran realizar tan formidable trabajo.
Importantes fueron también las obras realizadas para el traslado de los templos, para evitar que fueran sumergidas por las aguas del Nilo tras la realización de la gran presa de Aswan. El traslado se realizó entre 1964 y 1968, por un equipo internacional y financiado por la UNESCO.
El primero de los templos está dedicado al culto de Ramses II, considerado así como un dios, y de los dioses Amon, Ra y Ptah. Cuatro colosos que representan al faraón presiden la entrada. En el interior ocho estatuas osiríacas flanquean el paso hasta llegar al santuario en cuyo fondo se encuentran las estatuas de cada uno de los dioses, el templo está construido de manera que dos veces al año la luz del sol penetra en él hasta iluminar las estatuas de Ramses II, Amon y Ra, la de Ptah (dios de la oscuridad) queda siempre en penumbra.
La fachada del segundo de los templos está presidida por cuatro estatuas de Ramses II y dos de su favorita, Nefertari.
Su construcción comenzó en 1284 a.c. y duró 20 años, parece increíble que en tan poco tiempo, sabiendo además que tan solo trabajaban durante la época de inundaciones (4 meses al año), pudieran realizar tan formidable trabajo.
Importantes fueron también las obras realizadas para el traslado de los templos, para evitar que fueran sumergidas por las aguas del Nilo tras la realización de la gran presa de Aswan. El traslado se realizó entre 1964 y 1968, por un equipo internacional y financiado por la UNESCO.
Que diminutas las personas!
ResponderEliminarSe nota que lo pasasteus en grande.
Hola Marcos, mi viaje de novios fue a Egipto (crucero+ mar rojo+ Cairo, hace casi 5 años y me está encantando revivivir aquellos momentos a través de vuestras imágenes. En concreto, Abu Simbel fue de lo que más me impresionó. Nosotros los hicimos en avión y llegamos de noche, antes de amanecer. Los autobuses aún tardaron un par de horas en llagar. Dimos un paseo hasta la explanada, casi a oscuras, completamente vacía... y al ver Abu Simbel iluminándose con los primeros rayos del sol sentí que estaba ante una de las grandes maravillas de este mundo. Sin duda es uno de los viajes que más he disfrutado y que siempre recomiendo a todo el mundo. Un saludo!
ResponderEliminarAbu Simbel...tiene un nombre muy musical, suena como a super-producción de Hollywood, a lugar mítico que resuena dentro de nosotros. Cada día me arrepiento más, snif...
ResponderEliminarPreciosas, preciosas, preciosas.
Un abrazo, snif
Víctor, snif